Ayer por cuestión de curiosear quité mi Antergos KDE para instalar KaOS, porque como muchos saben, se perfila como una de las mejores distribuciones para usar Plasma. Hoy, volví a Antergos. Esa es la historia corta, ahora, si les interesa la larga, pueden seguir leyendo.
Lo bueno de KaOS
Sin lugar a dudas, KaOS no es una mala opción para aquellos usuarios que quieren tener una distribución a punto lo más rápido posible y que no sean demasiado exigentes. La experiencia con Plasma, de forma general, es bastante buena, ya que nos ofrece algunas configuraciones y opciones por defecto que otras distribuciones no.
Al iniciar KaOS por primera vez, nos lanza un asistente mediante el cual podemos configurar el aspecto del escritorio, las opciones del ratón, si queremos abrir las carpetas y archivos con un clic o con doble clic, o sea, son acciones que muchos usuarios configuramos en un momento determinado después de instalar y que KaOS nos las ofrece desde el principio.
Una distribución pro-KDE, al punto de que no encontraremos nada que sea GTK a no ser, aquellas aplicaciones que son verdaderamente populares, como Google Chrome, Firefox, Inkscape, GIMP, así que nos mantiene el sistema bastante limpio de librerías de GNOME y demás. Y a lo mejor fueron ideas mías, pero Pacman en KaOS es mucho más rápido que en otras distros.
Pero hasta aquí llegó lo bueno, por lo menos para mi.
Lo malo de KaOS
Partiendo del punto de vista de que cada hardware es un mundo, en mi mundo, KaOS no va lo suficientemente fluido como quisiera. Pero empecemos desde el principio.
La apariencia de KaOS, para mis ojos, es un desastre. No es que Midna sea horrible, es que en KaOS se la arreglan para que sea horrible. Desde el GRUB, hasta el inicio de sesión, todo es demasiado blanco, y el problema no es que lo sea, sino que no encuentras un contraste que resulte agradable a la vista. Claro, es algo que podemos cambiar desde el mismo asistente, o desde las Preferencias del Sistema, pero la primera impresión cuenta y en mi caso, me deja mucho que desear.
Pasando la parte del artwork me encuentro con la ausencia de paquetes que para mi son indispensables. Está claro que KaOS no es para todos los usuarios, pero el no encontrar por ejemplo el intérprete de órdenes ZSH en los repositorios, ha sido decepcionante para mi. Por otra parte si contamos con Fish. Pero es que yo ya sin ZSH no puedo vivir.
KCP, lo que vendría siendo el AUR de ArchLinux, no le llega ni a los tobillos a este último. Es lógico, pero cuando estamos acostumbrados a encontrar casi cualquier cosa en AUR, llegar a KCP echa un pá atrás que ni les cuento. Tenemos que recurrir entonces a instalar cosas de forma manual.
Y para ponerle la tapa al pomo, por algún motivo, las aplicaciones se demoran unas milésimas de segundos más que en Antergos para abrirse, lo cual resulta verdaderamente molesto. Aplicaciones GTK como Thunderbird se me quedaron bloqueadas un par de veces, y cuando configuré el asistente según mis gustos, a la hora de aplicar los cambios, todo se quedó negro, teniendo que reiniciar el ordenador usando las TTY.
Si bien KaOS nos permite usar Wayland, y de hecho lo probé, todavía no es algo que se sienta verdaderamente estable, y al cerrar sesión, SDDM nunca más apareció, teniendo que recurrir nuevamente a las TTY para reiniciar el ordenador.
Conclusiones?
Tuve que volver a Antergos. KaOS no me duró ni siquiera 24 horas en el ordenador y de hecho, esta fue la primera vez que pude instalarlo desde que salió la distribución, donde Calamares no me falló. Hay distribuciones, entornos de escritorio, aplicaciones que no son para uno, y KaOS, no es para mi.
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